viernes, 14 de agosto de 2009

Preproducción, ensayos, locaciones y equipos.

Empecé a buscar sitios donde ensayar. El director del teatro Escena 8, para aquel momento Aníbal Grunn, accedió a prestarnos la sala durante ciertas horas, cuando no era usado por alguna de las producciones que se presentaban ahí.

Nos tocó algunos horarios cómodos para nuestros ensayos y otros no tanto.

Por otro lado, una amiga, Bárbara Madrid, hizo un tremendo trabajo buscándonos otra locación para ensayar. Esta vez se trataría del Museo del Teclado, en Parque Central.

No suena muy placentero ensayar en un museo, pero la realidad es que tenían un pequeño balcón, medio ocupado de corotos, que no utilizaban sino como una especie de “depósito” de sillas y mesas para eventos. Lo cual era perfecto para nosotros porque no ameritábamos mucho espacio para nuestros ensayos.

También ensayamos en algunas oportunidades en la sala de fiestas del edificio de Armando Quintero, quien gentilmente ofreció hablar con su conserje y pedirle el espacio.

Cuando dije en el post anterior que vertería mis conocimientos sobre los actores, me refería a ideas sobre el guión y la historia, es por esto que esperaba que ellos me dieran más ideas y herramientas para poder dirigir y ayudarme a crecer profesionalmente. Cosa que así sucedió.

Los actores empezaron a enriquecer sus personajes. Cristina Pilo fue una gran inspiración para este proceso, pues de verdad contaba ya con buenas técnicas y conocimientos sobre la creación del personaje.

Mientras tanto afinaba detalles del rodaje.

Necesitaba graficar los planos para tener una mejor idea de cómo estaría contada la historia visualmente. Así que empecé a trabajar en un storyboard, tarea que le dejaría encomendada a Swami Méndez, quien maneja mucho mejor los trazos que yo, y que además estaría dispuesto a colaborar con el proyecto.

Para ese momento ya buscaba locaciones, hablé con Licett Vásquez, quien es una excelente productora de campo y panita, para que me echara una mano en la búsqueda de los escenarios para el corto.

Licett estaba en cantidad de proyectos de comerciales para ese momento y no podría trabajar con nosotros muy seguido, sin embargo nos tendió la mano ofreciéndonos su colaboración como productora de locación.

Otro proceso que llevaba paralelamente era el de la búsqueda de equipos.

Gustavo, un amigo, estaría probando una serie de equipos para TV y cine que hizo. Había fabricado las primeras versiones de un steadycam y una grúa, y estaba listo para probarlos, además de aprender un poco del lenguaje y las producciones cinematográficas, con las cuales nunca había tratado.

Por lo tanto Gustavo se convirtió en la piedra angular del presupuesto del proyecto. Ya que estaba proveyéndonos de una cámara HDV Sony Z1, Micrófono tipo Boom, steadycam y grúa, básicamente todo lo necesario que se requería a nivel técnico para empezar a rodar.

Sin embargo faltaría seleccionar las locaciones y terminar de preparar al equipo actoral.

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