sábado, 8 de agosto de 2009

El casting.


Andy Pita y Cristina Pilo. Imagen tomada del video del casting.

Esta etapa es cuando empiezas a sentir que vas a dirigir una película. Es donde te sientes más preocupado por el resultado artístico y donde sabes que lo que te espera es un camino lleno de ensayos y charlas con personas que tratarán de interpretar a un personaje que has escrito.

Mi preocupación mayor era que podría toparme con gente que no se tomaría en serio el proyecto. Que lo vería como una especie de ensayo, alguna banalidad, alguna superficialidad.

En aquel momento tenía a mi pana Sebastián Torres preparándose como actor, decidí pedirle su colaboración en la selección de los actores, puesto que era la persona con más experiencia en el ámbito actoral, que tenía a mi alcance y que sabía no me diría que no.

Por lo tanto organizaría una serie de procesos de selección del elenco. El lugar escogido fue una oficina de un amigo, que quedaba en una zona céntrica y de fácil acceso en Caracas.

La convocatoria no fue pública al principio, puesto que no quería incomodar a quienes nos prestaron la oficina y llenar de gente el piso. Invité a varios actores amigos y compañeros de trabajo para que hicieran las pruebas. Sin embargo, días antes, entré en pánico y me di cuenta que no iría una cantidad suficiente que pueda satisfacer las expectativas del proceso de selección.

Así que se decidió convocar públicamente. Les pedí a varios amigos que pertenecen a grupos de teatro que regaran la voz en sus entornos.

Llegado el día del casting tendríamos la tarea de seleccionar a quienes interpretarían los personajes de Augusto y Zara.

La primera parte del proceso estaba a cargo de Sebastián. Tendría conversaciones con los actores para tratar de romper el hielo, luego les pediríamos que actuaran una escena del corto que le dimos previamente.

Los resultados arrojaron dudas sobre dos actores que podrían interpretar a Augusto y dos actrices que podrían interpretar a Zara. Fue complicado. Vi una y otra vez las grabaciones de las pruebas y me costaba seleccionar, puesto que cada uno lograba matices distintos y convincentes de los personajes asignados. Por lo tanto se decidió hacer un call back con los cuatro actores. Repasar escenas en las que interactuaban Augusto y Zara, luego intercambian actores y así probar cómo funcionaba la química de pareja.

De este proceso salieron seleccionados Andy Pita y Cristina Pilo, quienes de inmediato preguntaron: ¿Cuándo comenzamos?.. Eso aún no estaba muy claro. Todavía no tendríamos fechas de rodaje, quería hacerlo en menos de dos meses, o cuando sintiera que los actores estaban preparados.

Para el caso de César (el papá de Augusto) era otra cosa. Cuando escribí el personaje pensaba en Armando Quintero. Yo ya había trabajado con él en un proyecto de TV y estuve impresionado de la buena vibra que me transmitía y de cómo se desperdiciaba el talento que este hombre ofrecía.

Armando es una de las personas con las cuales me gustaría hacer un largometraje, es una persona de quien se aprende mucho conversando en un ratico, tomándose un café, un jugo o un vaso de agua.

Había perdido el contacto con él desde hace casi un año, pero hice mi investigación y le llegué al teléfono celular, casi cual acosador. Le propuse entregarle el guión. Se sintió bastante receptivo, aunque ajetreado, sin duda su trabajo como profesor universitario, cuenta cuentos y actor le exigía un horario fuerte.

Pero nos conocimos, le plantee el personaje y fuimos por un café. Armando estaba un poco impresionado porque la sinopsis del personaje de César se parecía increíblemente a él, recuerdo que dijo “Este soy yo”. Su identificación con el personaje era tal que decidió embarcarse en el proyecto.

Le prometí que con él no tendría mucho trabajo, pues su aparición no sería en más de dos escenas, así tendría tiempo para atender sus otros deberes y poder colaborar en el corto.

La elección de los actores en los castings no es una decisión fácil. Es difícil proyectarse todo un rodaje con la persona que seleccionas. Piensas en todas las cosas que pasarían si se decae el nivel de actuación de los actores, si se convierten en personas problemáticas para el proyecto, si no se parecen, no hablan, no se mueven como los personajes. Piensas en las mil y un cosas que pasarán con estas personas que quieren quedar como actores y que ineludiblemente se tendrá que seleccionar sólo a uno y por lo tanto rechazar a otros.

Ningún actor se gana un casting, sino que el jefe de casting y su director seleccionan al más parecido a la idea que ellos mismos se han formado del personaje.

Entre tanto, ya buscaba lugares donde ensayar. Ahora empezaría el reto de vaciar todos mis conocimientos sobre Andy, Cristina y Armando.

2 comentarios:

  1. Hola Fabricio:

    Amigo, otra vez avísele a uno antes de enviar esto al conocimiento público.
    Recuerde que uno está viejo y un blog así le puede resultar difícil para el corazón.
    Me voy a tomar un trago en su honor, en el del equipo y en el del hijo y su novia.

    Gracias. Muy buen trabajo.

    Un abrazo solidario, Armando Quintero

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  2. Jajaja, gracias Armando. Entiendo la emoción, y ahora es que falta escribir cosas.
    Aprovecharé la ocasión y también brindaré entonces.
    ¡Saludos!

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