martes, 22 de diciembre de 2009

Producción, dos y más días de rodaje

Todo estaba planificado para rodarse en dos días. Contando con el hecho de que usaríamos dos locaciones. Pero la impuntualidad de parte del equipo retardó el comienzo del día 1.

En vez de haber comenzado a las 8 a.m. lo hicimos casi a las 9:30. La dirección de fotografía no demoró más de lo normal, de hecho fue bastante práctica y rápida, sin embargo tomó un poco de tiempo y por ahí a las 10, 10:30 estábamos listo para empezar a grabar.

Estuve muy enfocado en el texto de los actores, a parte de todo el resto de detalles que envuelven a la dirección. Eso en aquel momento no lo veía como un problema, pero ahora lo veo como un estilo de dirección muy "cuadriculado", poco orgánico, que le daba muy pocas libertades a los actores. Eso fue un error de dirección que se mantuvo por lo menos en los dos días primeros de rodaje.

Ese día hicimos mis planos favoritos del corto. La grúa en el exterior y aquel de César (Armando Quintero) llorando y fumando un habano, con el encuadre mostrando la sala y la cocina.

Foto: Rodolfo Vanmarcke.

Para ese último tuve que valerme de los pocos conocimientos que tenía sobre la fotografía en video de alta definición y de los consejo del camarógrafo Samuel Borrero, ya que para ese último plano no contaríamos con nuestro director de fotografía Nevil Guerra.

Ese día cerramos con un déficit de un plano. Eso dañó en gran parte el segundo día, puesto que tendríamos que comenzar en primera locación (en Montalbán, oeste caraqueño) y luego mudarnos hasta la segunda (Cumbres de Curumo, Sureste caraqueño). Perdimos casi toda la mañana.

Para el traslado conté con la ayuda de casi todo el equipo. Desde los actores hasta el equipo técnico, pusieron sus vehículos para trasladarnos sin problemas.

Todo el día transcurrió muy bien, dentro de lo que cabe decir: bien. Los grandes problemas fueron debido a la falta de luz.

Decidí dejar para último todas las escenas que transcurren en la "Sala de Zara", donde Augusto y Zara hablan cara a cara bajo la densa luz.

Lo que ocurrió fue que tuve muy poco tiempo para grabar. El sol caía y se llevaba la iluminación gratis que bañaba las cortinas del decorado. Además tenía una inmensa presión de quien prestaba los equipos para grabar y amenazaba con irse pronto (con sus equipos), cuando a penas comenzábamos con esta últimas secuencias.

Debido al tipo de travelling que representaban estas secuencias (travelling circular) tuve que trabajar sólo con el camarógrafo Rodolfo Churión, mientras yo hacía el sonido y al mismo tiempo verificaba el encuadre con el viewfinder.

Hacía falta grabar los planos de Augusto en la cocina, pero veía imposible grabar en esta segunda locación, por lo que tuve que abrir un nuevo día de rodaje en alguna cocina, pues ya no contaba con la locación de Cumbres de Curumo.

A las semanas apareció una solución. Nathaly Bonilla me ofrecería su cocina de su apto en Parque Central. Ese día trabajé con Nevil Guerra en la cámara y con Andy Pita. Todo fue muy rápido, en par de horas estábamos listos.

Ahora a post producción.

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