De Fotos fijas de "Despierto en tus sueños" |
martes, 25 de agosto de 2009
Preproducción, estatus del personal.
domingo, 23 de agosto de 2009
Preproducción, locaciones.
Así que no tenía locación para casa de César, a lo que Ainoa sugirió lo más obvio: ¿Por qué no hacerlo en su apartamento?
La verdad todo encajaba con el personaje, el decorado tenía casi tantas cosas como me imaginaba tendría César. Libros, sillas viejas, adornos y cosas referentes al fútbol. Era una buena locación, habría que hacer unos ajustes pero todo se veía muy bien con esta opción.
Durante el proceso de búsqueda de locación hubo momentos tensos. Cosas que suelen pasar en cualquier producción. La locación para la Casa de Zara estaba guindando. El dueño no aparecía, así que tratamos de ensayar en una locación de respaldo, que sería el apartamento de Carolina Omaña, la directora de arte.
Esta última locación no reunía todas las condiciones que yo buscaba, pero era la más asequible para nosotros que tenía ciertos aspectos básicos de lo que se planteaba en el guión. Sin embargo a nivel logístico lo veía complicado, casi no tendríamos puestos de estacionamiento y el apartamento era bastante pequeño. Si debíamos trabajar ahí sería todo un reto.
Mientras tanto seguíamos ensayando y preparando todo lo relativo a la logística y al equipo técnico que utilizaría. Para ese entonces estábamos a tres semanas aproximadamente de la fecha de rodaje.
viernes, 14 de agosto de 2009
Preproducción, ensayos, locaciones y equipos.
Empecé a buscar sitios donde ensayar. El director del teatro Escena 8, para aquel momento Aníbal Grunn, accedió a prestarnos la sala durante ciertas horas, cuando no era usado por alguna de las producciones que se presentaban ahí.
Nos tocó algunos horarios cómodos para nuestros ensayos y otros no tanto.
Por otro lado, una amiga, Bárbara Madrid, hizo un tremendo trabajo buscándonos otra locación para ensayar. Esta vez se trataría del Museo del Teclado, en Parque Central.
No suena muy placentero ensayar en un museo, pero la realidad es que tenían un pequeño balcón, medio ocupado de corotos, que no utilizaban sino como una especie de “depósito” de sillas y mesas para eventos. Lo cual era perfecto para nosotros porque no ameritábamos mucho espacio para nuestros ensayos.
También ensayamos en algunas oportunidades en la sala de fiestas del edificio de Armando Quintero, quien gentilmente ofreció hablar con su conserje y pedirle el espacio.
Cuando dije en el post anterior que vertería mis conocimientos sobre los actores, me refería a ideas sobre el guión y la historia, es por esto que esperaba que ellos me dieran más ideas y herramientas para poder dirigir y ayudarme a crecer profesionalmente. Cosa que así sucedió.
Los actores empezaron a enriquecer sus personajes. Cristina Pilo fue una gran inspiración para este proceso, pues de verdad contaba ya con buenas técnicas y conocimientos sobre la creación del personaje.
Mientras tanto afinaba detalles del rodaje.
Necesitaba graficar los planos para tener una mejor idea de cómo estaría contada la historia visualmente. Así que empecé a trabajar en un storyboard, tarea que le dejaría encomendada a Swami Méndez, quien maneja mucho mejor los trazos que yo, y que además estaría dispuesto a colaborar con el proyecto.
Para ese momento ya buscaba locaciones, hablé con Licett Vásquez, quien es una excelente productora de campo y panita, para que me echara una mano en la búsqueda de los escenarios para el corto.
Licett estaba en cantidad de proyectos de comerciales para ese momento y no podría trabajar con nosotros muy seguido, sin embargo nos tendió la mano ofreciéndonos su colaboración como productora de locación.
Otro proceso que llevaba paralelamente era el de la búsqueda de equipos.
Gustavo, un amigo, estaría probando una serie de equipos para TV y cine que hizo. Había fabricado las primeras versiones de un steadycam y una grúa, y estaba listo para probarlos, además de aprender un poco del lenguaje y las producciones cinematográficas, con las cuales nunca había tratado.
Por lo tanto Gustavo se convirtió en la piedra angular del presupuesto del proyecto. Ya que estaba proveyéndonos de una cámara HDV Sony Z1, Micrófono tipo Boom, steadycam y grúa, básicamente todo lo necesario que se requería a nivel técnico para empezar a rodar.
Sin embargo faltaría seleccionar las locaciones y terminar de preparar al equipo actoral.
sábado, 8 de agosto de 2009
El casting.
Mi preocupación mayor era que podría toparme con gente que no se tomaría en serio el proyecto. Que lo vería como una especie de ensayo, alguna banalidad, alguna superficialidad.
En aquel momento tenía a mi pana Sebastián Torres preparándose como actor, decidí pedirle su colaboración en la selección de los actores, puesto que era la persona con más experiencia en el ámbito actoral, que tenía a mi alcance y que sabía no me diría que no.
Por lo tanto organizaría una serie de procesos de selección del elenco. El lugar escogido fue una oficina de un amigo, que quedaba en una zona céntrica y de fácil acceso en Caracas.
La convocatoria no fue pública al principio, puesto que no quería incomodar a quienes nos prestaron la oficina y llenar de gente el piso. Invité a varios actores amigos y compañeros de trabajo para que hicieran las pruebas. Sin embargo, días antes, entré en pánico y me di cuenta que no iría una cantidad suficiente que pueda satisfacer las expectativas del proceso de selección.
Así que se decidió convocar públicamente. Les pedí a varios amigos que pertenecen a grupos de teatro que regaran la voz en sus entornos.
Llegado el día del casting tendríamos la tarea de seleccionar a quienes interpretarían los personajes de Augusto y Zara.
La primera parte del proceso estaba a cargo de Sebastián. Tendría conversaciones con los actores para tratar de romper el hielo, luego les pediríamos que actuaran una escena del corto que le dimos previamente.
Los resultados arrojaron dudas sobre dos actores que podrían interpretar a Augusto y dos actrices que podrían interpretar a Zara. Fue complicado. Vi una y otra vez las grabaciones de las pruebas y me costaba seleccionar, puesto que cada uno lograba matices distintos y convincentes de los personajes asignados. Por lo tanto se decidió hacer un call back con los cuatro actores. Repasar escenas en las que interactuaban Augusto y Zara, luego intercambian actores y así probar cómo funcionaba la química de pareja.
De este proceso salieron seleccionados Andy Pita y Cristina Pilo, quienes de inmediato preguntaron: ¿Cuándo comenzamos?.. Eso aún no estaba muy claro. Todavía no tendríamos fechas de rodaje, quería hacerlo en menos de dos meses, o cuando sintiera que los actores estaban preparados.
Para el caso de César (el papá de Augusto) era otra cosa. Cuando escribí el personaje pensaba en Armando Quintero. Yo ya había trabajado con él en un proyecto de TV y estuve impresionado de la buena vibra que me transmitía y de cómo se desperdiciaba el talento que este hombre ofrecía.
Armando es una de las personas con las cuales me gustaría hacer un largometraje, es una persona de quien se aprende mucho conversando en un ratico, tomándose un café, un jugo o un vaso de agua.
Había perdido el contacto con él desde hace casi un año, pero hice mi investigación y le llegué al teléfono celular, casi cual acosador. Le propuse entregarle el guión. Se sintió bastante receptivo, aunque ajetreado, sin duda su trabajo como profesor universitario, cuenta cuentos y actor le exigía un horario fuerte.
Pero nos conocimos, le plantee el personaje y fuimos por un café. Armando estaba un poco impresionado porque la sinopsis del personaje de César se parecía increíblemente a él, recuerdo que dijo “Este soy yo”. Su identificación con el personaje era tal que decidió embarcarse en el proyecto.
Le prometí que con él no tendría mucho trabajo, pues su aparición no sería en más de dos escenas, así tendría tiempo para atender sus otros deberes y poder colaborar en el corto.
La elección de los actores en los castings no es una decisión fácil. Es difícil proyectarse todo un rodaje con la persona que seleccionas. Piensas en todas las cosas que pasarían si se decae el nivel de actuación de los actores, si se convierten en personas problemáticas para el proyecto, si no se parecen, no hablan, no se mueven como los personajes. Piensas en las mil y un cosas que pasarán con estas personas que quieren quedar como actores y que ineludiblemente se tendrá que seleccionar sólo a uno y por lo tanto rechazar a otros.
Ningún actor se gana un casting, sino que el jefe de casting y su director seleccionan al más parecido a la idea que ellos mismos se han formado del personaje.
Entre tanto, ya buscaba lugares donde ensayar. Ahora empezaría el reto de vaciar todos mis conocimientos sobre Andy, Cristina y Armando.
martes, 4 de agosto de 2009
Preproducción, armando equipo.
Pasado el momento de las Revisiones, hice hasta tres versiones de mi guión (hoy en día veo como que fueron pocas versiones… poquísimas). Luego venía el tema de la viabilidad del corto, ¿era sencillo a nivel de producción? ¿Podría conseguir dinero y no morir en el intento? ¿Lo haría acompañado de gente profesional?
Una vez, haciendo mi tesis de grado, entrevisté al realizador y director de fotografía Alejandro Wiedemann, decía que cuando uno va a hacer un corto debe tratar de buscarse siempre a gente con más experiencia que uno para aprender de ellos. Palabras que también retumbaban dichas por mi amiga Leny Ávila (Script o secuenciadora). Pero esas son palabras que escuché tiempo después de hacer el corto, sin embargo para aquel momento creía que en efecto debía buscar a gente con más o con la misma experiencia que yo.
El aspecto que quería controlar más, y que no sabría controlar mucho (a parte de dirigir a actores), era la dirección de fotografía. Por ello llamé a mi pana Nevil Guerra, con quien venía trabajando un tiempo en par de proyectos y había aprendido mucho de él. Eso fue un tiro al piso, jalarle bolas a Nevil para que me echara una mano con el corto fue lo mejor que pude hacer. Me garantizaba que iba a aprender de un área que conocía de manera empírica y además sabía que Nevil estaba dispuesto a ir a la guerra (tal como su apellido) y dar lo mejor de sí, a pesar de ser una simple colaboración para un pana.
Creo que el hecho de que Nevil participara en el proyecto hizo que otras personas también se interesaran, a pesar que no habría ni medio para honorarios.
Luego surgió Ainoa Otaño como productora. Ella fue el gran apoyo que necesitaba para despejar la mente y concentrarme a dirigir. Esa sería la primera participación como Productora, se estaba estrenando pues, sin embargo la consideré apropiada porque ya estaba involucrada con el sistema de los rodajes y porque yo estaría para apoyarla en producción si algo sucedía… ¡Error!
Descubrí que si se va a dirigir, es a eso y nada más. Cuando se es director y productor ejecutivo o productor general, siempre termina sacrificándose el elemento artístico y creativo por estar pendiente de los reales. Lo mejor que se debe hacer, en caso de que ineludiblemente se tenga los dos cargos, es que el director se olvide por completo de producir en el set y para ello contrate a alguien que asuma esa responsabilidad a cabalidad.
Hoy en día estoy seguro de que Ainoa podría hacer ese trabajo tranquila, pero las novatadas mías decían mucho y sí estuve muy pendiente de producir en pleno rodaje. El detalle de que fuera la primera producción para ella me distrajo mucho. Así que si algún realizador se va a lanzar al ruedo es bueno que confíe plenamente en su productor y no se distraiga para nada produciendo.
Para este momento de la preproducción, donde empezaba a armar el equipo, llevaba otro proceso paralelamente, se trata del casting, del que hablaré en un siguiente post.